Consejo de guerra del batallón de Valdivia. Documentos relativos a la extinción de la Junta de Gobierno de Valdivia y creación de una nueva. (Continúa el tema en Tomo I, Nº 21, Jueves, 2 de Julio de 1812)

 

 

 

Reunidos en el cuarto de banderas de la guardia general de prevención de esta plaza de Valdivia, a diez y seis de Marzo de mil ochocientos doce, el Coronel graduado de Infantería don Ventura Carvallo, el Sargento Mayor interino Ayudante Mayor don Lucas de Molina, el Capitán Comandante de Artillería don José Berganza, el Ministro interino de Real Hacienda don Juan Gallardo, los capitanes don José Ulloa, don Dionisio Martínez, don Julián Pinuer, el Teniente don Teodoro Negrón, y los Subtenientes don Narciso Carvallo, don Manuel Lorca, don Juan de Dios González, don Antonio Adriasola, y don José Antonio Martínez, formaron Consejo de Guerra con arreglo a las Reales Ordenanzas, en el que acordaron unánimemente siendo presidido por el referido señor Coronel don Ventura Carvallo.


Por cuanto el primer objeto de este Consejo de Guerra es extinguir y acabar la Junta que se instaló en esta plaza en primero de Noviembre último, en consideración a que no hubo orden de la capital de Santiago para crearla; que la formación fue el resultado de los gritos de treinta o cuarenta muchachos, advertidos por la felonía y engaño para que la aclamaran, y también a los sujetos que la habían de componer; que el reconocimiento en esta plaza se hizo llamando uno por uno a los oficiales e individuos de respeto, diciéndoles que reconociesen la Junta formada por todos los demás señores, a cuyo fin se valieron de ir llamando los primeros a sus adictos, con cuyo motivo, cada uno que entraba creía que la Junta era en unánime consentimiento de todos los presentes, del pueblo y batallón, entre cuya tropa habían hecho creer que el ex Gobernador don Alejandro Eagar tenía ya embarcado para llevarse el fondo de Masita, en el que a cada soldado le correspondían diez pesos, y a cuarenta soldados artilleros, que inmediatamente les devolverían los descuentos de Gran Masa, lo que en efecto ordenó dicha Junta; que ésta, sabiendo que la provincia de Concepción, de cuya Junta era individua y en cuya ciudad existía el doctor don Juan Martínez de Rozas, estaba en insurrección contra la capital de Santiago, publicó aquí un bando dirigido a declarar por Presidente del reino al mencionado doctor, de lo que resultaba hallarse esta plaza unida a la de Concepción y separada de la capital, por más que para apaciguar los clamores del pueblo y oficialidad dijeren que este no era el objeto, el cual está comprobado con no haber remitido en el correo de Enero los documentos del batallón y demás ramos de la plaza, ni haber dado parte alguno de la situación de ésta por el último barco que salió de aquí para el puerto de Valparaíso, comprometiendo de esta suerte el honor y existencia de esta ciudad; que la Junta de ella, conociendo el descontento casi general de la oficialidad que no podía sufrir el dolor de ver que la citada Junta, tan sumamente incaracterizada, tuviese a su arbitrio el mando de esta plaza de armas hasta llegar a querer disponer de ella, para lo que mantenía siempre dispersos a los oficiales y armadas las milicias, sin conocimiento ni del Sargento Mayor de la plaza, ni del Comandante de Artillería, de forma que no les dejaba arbitrio, ni margen para poder reunirse ni obrar como en el presente caso; que no se sujetaba a las ordenes y demás providencias de la capital, valiéndose de los casos de justicia para aumentar adictos a sus ideas; que el capitán don Julián Pinuer presentó una carta original, en que [se] ofrecía a Concepción las bombas y mortero de este puerto cuyo tenor es el siguiente:


"Concepción y Noviembre veinte y ocho de mil ochocientos once.


Amado Hermano: hoy por la mañana llegó el extraordinario de ésa, y también otro de Santiago; este último conduce de oficio  los sucesos del día quince de que ya incluí a V. una razón por el correo. También nos anuncian como positivo la independencia del reino mexicano declarada el día seis de Julio; que Santa Fe ha auxiliado a Quito con seis mil hombres armados para que concluya la rendición de Cuenca, y también la de Guayaquil; que en el Alto Perú se han sublevado unos cuantos pueblos de indios, capitaneados por los curas con otras personas de rango, para dar contra las tropas de Goyeneche, a quien le han cortado la correspondencia con Lima. Esta noticia es más autorizada que las anteriores pero todo necesita de confirmación.


De Lima se ha escrito una carta a Santiago bajo de mucha reserva anunciando lo siguiente: que en El Callao se estaban preparando varios buques sigilosamente para conducir tropas; el designio se decía ser para auxiliar las que están en el Desaguadero, desembarcando en los puertos intermedios; pero el que escribe la citada carta, opina que el principal objeto de esta expedición es para la costa de Chile, a fin de apoderarse de alguno de sus puntos de poca resistencia para animar a los mal contentos de todo el reino, y dar energía a los sarracenos, revolucionarios; esto no debe dar mucho cuidado, ni tampoco despreciarse, porque acaso el bendito Eagar pudo haber tomado con anticipación una perfidia de esta clase.


Buenos Aires, a fin de hacer salir de aquellas costas a los malvados portugueses, entro en capitulaciones con Elío, quedando este de Virrey de Montevideo hasta cierto punto con lo que se ha franqueado comercio y por aquella parte han cesado los cuidados.


Sobre los doscientos hombres que V. me dice, son necesarios para la fortificación de esa plaza; es necesario, así mismo, que ustedes lo representen al Congreso, por cuanto si se aumenta la fuerza es de consiguiente se aumenten los gastos y nosotros, aunque tenemos gente estamos escasísimos de arbitrio para franquearlo, pues la capital hace mucho tiempo no nos auxilia con el situado acostumbrado, ni tampoco tratamos de exigir por él, y sí de discurrir otros medios con que hacer más gloriosa nuestra defensa y existencia.

Quedamos advertidos de las bombas y mortero que existen en esa plaza, y si se necesitasen pensaremos en auxiliarnos de ellas.


Mackenna [25] se ha manifestado con una adhesión grande a la patria; en los sucesos del día quince, lo han separado de los cargos que le habían dado, el motivo no se dice. Usted y los cuatro individuos más que firmaron la protesta contra éste, se expusieron así por las críticas circunstancias del gobierno que seguía, como por el corto número de subscriptores; y yo temía se tomase algún partido violento sobre este particular, y luego que V. me lo anunció, escribí reservadamente al Presidente del Gobierno ejecutivo que a la sazón lo era Marín, mi paisano y amigo, para que inmediatamente me diese aviso del resultado del expresado procedimiento de ustedes, con el ánimo de hacer inmediatamente llegase a V. la noticia para su seguridad.


Acá no tenemos novedad; pasarlo bien y mandar a su afecto hermano Q.B.S.M.- Vergara.- Remítame V. a la mayor brevedad una o dos cañas superiores para bastón, cuesten lo que costaren.- Aquí  hay una rúbrica".


Que ostentaban una autoridad tan desmedida que oprimía los ánimos de todos; que en la provisión de empleos y comisiones que ha dado dicha Junta, no ha obrado en justicia; y que, por último, en consideración a los graves cargos que en general se le hacen, este Consejo de Guerra decreta por ahora, y hasta la superior determinación, lo siguiente:


1º. Hase por extinguida y acabada desde este momento la referida Junta creada en primero de Noviembre último.


2º. Se declara por gobierno interino de esta plaza y su jurisdicción con todo el lleno de sus funciones al citado señor Coronel graduado don Ventura Carvallo, Presidente que era de la extinguida Junta.


3º. Por cuanto es probado ser el Presbítero don Pedro José Eleyzegui (a quien se escribió la carta copiada) uno de los principales agentes para perturbar el buen orden y paz interior de esta plaza, y que inter exista en ella no podrá conciliarse la tranquilidad pública, causando siempre pleitos y fulminando disturbios entre los mismos vecinos y parientes, buscando comunicaciones aún entre los labradores del campo para extender el tema de su seducción y oprimir con este auxilio, a más silencio a los vecinos del pueblo, a quienes representaba armado y patrullando de noche para hacerse terrible, y aunque conseguía este efecto, siempre escandalizaba destruyendo el respeto a sus ordenes en los que conocen lo opuesto de estas operaciones a su carácter; salga de esta plaza en el término de seis horas para la ciudad de Concepción [¿con?] la escolta correspondiente, hasta dejarlo fuera de la jurisdicción, noticiando esta providencia al ilustrísimo señor Obispo suplicándole se sirva sostenerla y aprobarla.


4º. Habiendo la extinguida Junta nombrado para  Ministro interino de esta plaza al Guarda Almacén don Manuel Mena, sin otro mérito que ser adicto a sus ideas; y teniendo presente que tales interinidades las ha ocupado siempre un oficial del batallón, con arreglo a lo prevenido por Su Majestad en esta plaza, este Consejo de Guerra declara nulo dicho nombramiento, y en su lugar nombra al Teniente don Diego Adriasola, que por su inteligencia ha sido anteriormente nombrado en esta comisión. Del mismo modo, respecto aquel Subteniente don Antonio Adriasola estaba en virtud de orden de la superioridad encargado de las reales obras, sin más gratificación que el sueldo de su empleo, de cuyo cargo lo separó sin causa el despotismo de la extinguida Junta, siendo visible el perjuicio que ocasiona su falta, este Consejo de Guerra determina vuelva inmediatamente a la misma comisión, y además, por último, que todas las comisiones y encargos dimanantes del gobierno de esta plaza, vuelvan a ponerse en los mismos sujetos que los ocupaban antes de la instalación de la Junta.


5º. Por cuanto es conveniente imponer por menor de todo lo ocurrido y practicado para la extinción de la Junta al excelentísimo señor Presidente del reino hágase una relación individual y acompáñese a este documento.


Ventura Carvallo.- Lucas Ambrosio de Molina.- José Ulloa.- José Berganza.- Juan Gallardo.- Dionisio Martínez.- Julián Pinuer.- Diego Adriasola.- Teodoro Negrón.- Manuel de Lorca.- Juan de Dios González.- Antonio Adriasola. Ante mí, José Antonio Martínez, Secretario del Consejo de Guerra.


(Se Continuará [26]).


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[25]

Juan Mackenna (N. del E.).
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[26] Véase Tomo I, Nº 21, Jueves 2 de Julio de 1812 (N del E).
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