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Advertencia.
El contexto de este artículo manifiesta haberse publicado por alguna equivocación. Hay papeles de Lima que la atribuyen a una causa bien infamante para aquel gobierno. El pueblo de Chile ni da ascenso a semejantes anécdotas, ni es propio de su dignidad y carácter perder el tiempo en dicterios y sarcasmos, signos de una educación grosera, y de una cabeza espiritada, y de un populacho afeminado.
Noticias del Norte.
Con motivo de los crímenes y hechos atroces de los pueblos de Pasto y Paita, se conmovieron todas las ciudades coligadas del Cauca de la provincia de Popayán, con el fin de castigar y perseguir a estos infames pueblos. En efecto, no hubo hombre que no tomase las armas: niños, mujeres y ancianos corrían con precipitación y alegría a alistarse bajo las banderas de la libertad, y concurrir cada uno por su parte a castigar a los perversos. Se desplomó pues en masa toda aquella provincia respetable de Popayán dirigida y comandada por doña Juana de Camacho, dignísima esposa del Excelentísimo señor Presidente don Joaquín de Caicedo y Cuero, con el objeto de arrasar, demoler y destruir ese infame pueblo Pastuso [14], que pretendía hacer vacilar nuestra opinión, y hollar declaradamente vuestros sagrados derechos.
Se acercó pues, aquel valiente ejército a las fronteras de Pasto, con tanto ardor y entusiasmo, que a su vista hubiera temblado el mismo Bonaparte; siete mil valientes popayanenses y caleños arrollaron la audacia de los enemigos; una matanza general dejó expedito el campo a discreción de nuestros aliados, y destruyendo a sangre y fuego cuanto se les oponía, entraron a Pasto, pusieron en libertad a su Presidente, oficiales y soldados prisioneros, y tratan de hacer un ejemplar con aquellos feroces habitantes que ha de sonar en todo el continente americano y [hacer] ocultarse bajo de la tierra a todos los enemigos de nuestra libertad; pueblo quiteño, ¡que placer tan completo y agradable nos ha dispensado en este día el piadoso cielo!, ¡Habitadores de Caracas, Santa Fe, Cartagena y Buenos Aires, recibid de nosotros los más tiernos abrazos! Ya por fin hemos quitado este estorbo que pretendía privarnos de vuestro influjo y correspondencia; ya somos una misma persona y una misma alma, así como solo tenemos unos mismos sentimientos, que protestamos mantener a expensas de nuestra sangre.
Vengan todos los bajáes del Perú: Abascal, Aymerich y Montes, redoblen desde luego todos los esfuerzos y ardides diabólicos: nada, nada nos hará torcer nuestra opinión; y por fin dentro de pocos días, reunidos con las fuerzas de nuestros amigos del Cauca y Cundinamarca, marcharemos precipitadamente a confundir las maquinaciones de aquellos déspotas, que apenas existen en un corto cantón del desgraciado Perú.
Entre tanto, oh amable amazona, digna esposa del inmortal Caicedo, ven breve a nuestros brazos a recibir los más tiernos holocaustos de amor y reconocimiento; aquí te aguardaremos con ellos abiertos, te hemos erigido un altar en nuestros corazones en que vivirás eternamente.
Teniendo noticia de que los indios de Gualvani se están aprontando a hacer viaje a Guaranda, deberá poner espías en los caminos desviados para trincarlos con todas las cargas y bestias que llevasen, y mandármelos a este juzgado, como también a un Julián Cayambre de su Pasagrande, y todos los más que considerase delincuentes en nuestra causa, y si les disimula queda descomulgado [15], y cuidar de eso que es muy delicado. Su afecto. Juan Manuel Vazcones.- Señor Teniente de Pasa.
Habiéndose dignado el superior gobierno de Quito nombrarme por Capellán y Comandante de los Cuchilleros, se servirá la bondad de V.S. prevenirme cuartel para ciento y cuatro hombres para el 18 del que rige, favor a que quedaré obligado.
Dios guarde a V.S. muchos años. Tacunga y Agosto 16 de 1812.
Fray Francisco de Saa, Capellán y Comandante.
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