Capítulos de cartas. Sobre la guerra en Venezuela y España

 

 

 

Buenos Aires, 8 de Enero de 1813.


Los estragos causados en Caracas por la superstición y el fanatismo, unidos a la perversidad, despertaron al gobierno de Cundinamarca, y le han hecho abjurar su funesto moderantismo. No se permite en aquel Estado confesionario ni púlpito a ningún sacerdote indiferente o enemigo. Tan sabia, justa y necesaria providencia, ya la ha puesto en planta este gobierno en términos que ha mandado traer en partida de registro a una Priora de monjas de Córdoba, por haber insultado al cielo rogando por la victoria de los enemigos de Buenos Aires. No puede haber exceso en las providencias contra los seductores y enemigos mortales de los americanos. El gobierno del Brasil continúa dando pruebas de su sincera amistad; quinientos soldados portugueses que habían quedado en Santa Teresa han sido retirados, y en toda su línea no hay más gente que la muy necesaria para mantener el buen orden en aquellos campos. Se confirma el plan de concentración de los franceses para batir a Lord Wellington en Madrid, con la agregación de que el General Masena ha vuelto a España con refuerzos, y se hallaba en Victoria con quince mil hombres, y habían [había] diez mil más en Bayona listos. Se dice por cartas de Londres, que tal vez se concluirán a un tiempo las operaciones militares de España y Rusia. Por las mismas cartas se sabe la buena disposición de la Gran Bretaña en orden a auxiliar a nuestros nuevos gobiernos. Su gabinete tenía bajo las prensas un manifiesto muy satisfactorio para las Américas a la salida del último buque. Las noticias de México no pueden se más lisonjeras: los ejércitos del Virrey Venegas han sido arrollados; la victoria ha cubierto con sus alas los estandartes de la libertad.