Sin título ["Por los últimos partes oficiales de Concepción..."]. Noticias acerca de dos parlamentos celebrados con los indígenas

 

 

 

Por los últimos partes oficiales de Concepción, sabemos que se han celebrado dos juntas o parlamentos con los indios, u hombres libres de los llanos, de Angól y de la Costa. El 3 de Enero don Gaspar Ruiz celebró en la plaza de Los Ángeles la junta, que habían pedido los caciques de los butalmapus de los llanos y Angól, para cortar de raíz las desavenencias y robos que tantos años han tenido; en su presencia conferenciaron, se dieron quejas, entregaron sus hijos y se dieron satisfacciones para una nueva alianza entre ambos butalmapus. La parla duró desde las seis de la mañana hasta las tres de la tarde, en cuya hora pidieron que entrase Ruiz a darles consejos, pues estaban sus corazones dispuestos a abrazarlos y no violarlos jamás. Ruiz, después de afearles su anterior conducta, les encargó que hiciesen de nuevo sus casas de firme donde sus antepasados habían vivido; que se aplicasen a la labranza, cría de ganados, industria y comercio como antes; y en fin les acordó que en los anteriores parlamentos, a que asistieron sus abuelos y sus padres, está sancionado que [en] la reducción que encendiese el fuego de la guerra, se entraría a sangre y fuego. A su razonamiento se convinieron ambos butalmapus en que la reducción que inquietase a los demás, sería aniquilada por todas juntas. En el parlamento se reconoció la autoridad del gobierno central de Chile; asistieron como 63 caciques.

 

El 21 de Diciembre último celebró en la plaza de Arauco parlamento con los caciques y gobernadores del butalmapu de la Costa el Intendente de Concepción, Coronel don Pedro José Benavente. Tuvo a su lado a don José de Millacura, Gobernador de la reducción de Arauco, al Ilustrísimo señor don Antonio Navarro, Obispo de Concepción, al Reverendo Padre Prefecto de Misioneros, y a otras personas distinguidas. De parte de los indios asistió un gran número de gente de armas, con cincuenta jefes entre gobernadores y caciques. Estos hombres libres reconocieran la autoridad central de la patria, y habiéndoles expuesto el Intendente las medidas que habían de adoptarse para la común defensa, y las miras y designios del gobierno, prometieron prestar una cooperación activa y enérgica. Se prestó juramento ante el Ser Supremo de cumplir fielmente las promesas, y después de proclamar todos "Viva la unión; vivan los araucanos; mueran los enemigos”, se disolvió la junta con la salva acostumbrada.