in Revista de Psicología
Burnout parental en Chile y género: un modelo para comprender el burnout en madres chilenas
Resumen:
El presente estudio analizó la base de datos chilena de la investigación internacional en parental burnout (IIPB), focalizándose en diferencias de género en población general (N = 430). Para esto, comparamos madres y padres a través de las escalas de evaluación de agotamiento parental (PBA). Todas las comparaciones de medias de rangos fueron significativamente más altas para las mujeres que para los hombres, con la excepción de distanciamiento emocional. Por último, un modelo de regresión linear explicó el 16% de la varianza para la variable criterio: burnout parental global. Discutimos los resultados a la luz de las políticas públicas en parentalidad, dado que este fue el primer estudio que utilizó el PBA en Chile.
Burnout parental en Chile
Actualmente escuchamos a muchos padres decir que están cansados y agobiados debido a las múltiples exigencias asociadas a su rol parental. Esto no es extraño, ya que, si bien la parentalidad conlleva satisfacciones, también acarrea inseguridad, angustia y responsabilidad primaria sobre el desarrollo de los hijos (Capano & Ubach, 2013; Lindahl Norberg, 2010 ; Pelsma, Roland, Tollefson, & Wigington, 1989). En ocasiones, este agotamiento puede ser incomprendido por la sociedad, ya que se contrapone a la creencia popular que sitúa a la parentalidad como fuente de bienestar ( Hansen, 2012 ; Meeussen & Van Laar, 2018). Este malestar ha sido reconocido por diversos investigadores, quienes han planteado que podría denominarse síndrome de burnout parental, dado que los síntomas presentados por los padres (i.e., sensación de agotamiento y cansancio en relación con el cuidado de otro) son muy similares a los presentados por los profesionales que desempeñan labores de cuidado y que han desarrollado burnout laboral a consecuencia de estas ( Lindahl Norberg, 2007 , 2010; Lindström, Åman, & Lindahl Norberg, 2011; Mikolajczak & Roskam, 2018; Roskam, Raes, & Mikolajczak, 2017).
Las primeras investigaciones sobre este tema emergen en el contexto hospitalario, específicamente en el contacto con padres cuyos hijos presentan dificultades médicas graves. Estas investigaciones concluyeron que los padres expuestos a un estrés crónico pueden desarrollar signos de agotamiento similares al de los profesionales de la salud expuestos al cuidado de pacientes graves, entregando un primer indicio del burnout parental como síndrome ( Lindahl Norberg, 2007 , 2010; Lindahl Norberg, Mellgren, Winiarski, & Forinder, 2014; Lindström et al., 2011; Pelsma et al., 1989). Sin embargo, estas investigaciones fueron realizadas con una adaptación del cuestionario de burnout profesional de Maslach y Jackson (1981 ), ante la inexistencia en ese momento de un cuestionario específico de burnout parental. Para Roskam et al., (2017), la ausencia de un cuestionario para evaluar desgaste parental tiene las siguientes implicancias: 1) dificulta medir el fenómeno con precisión; 2) impide analizar los factores que lo pudiesen generan; y 3) retrasa el desarrollo de acciones de prevención y de intervención acordes a la problemática. Es por ello que un grupo de investigadoras en Bélgica (ver Mikolajczak & Roskam, 2018; Roskam, Brianda, & Mikolajczak, 2018; Roskam et al., 2017), se propusieron definir el concepto de burnout parental, diferenciarlo del burnout profesional, así como del estrés parental, y desarrollar un instrumento que permita medir el nuevo constructo (Roskam et al., 2018 ), con el fin de generar acciones de prevención e intervención con padres que sufran el cuadro.
Hacia una conceptualización y medición del burnout parental
Basándose en el modelo del burnout profesional, el burnout o agotamiento parental corresponde a un estado de agotamiento afectivo que ocurre cuando una persona es expuesta a un estrés crónico, mermando su capacidad para hacerle frente a través de sus recursos psíquicos (Mikolajczak & Roskam, 2018; Roskam et al., 2017; Roskam et al., 2018). Diversas investigaciones ( Abidin, 1990 ; Crnic, Gaze, & Hoffman, 2005) muestran el vínculo estrecho que existe entre parentalidad y estrés debido a altas y sostenidas demandas contextuales, como ocurre, por ejemplo, cuando un hijo presenta una enfermedad crónica. Roskam et al., (2018) proponen que esta transformación desde un estrés situacional cotidiano a uno crónico sería similar al mecanismo que ocurre en el desgaste profesional.
Un primer intento por construir un cuestionario específico para burnout parental, lo realizan Roskam et al., (2017) a través de una investigación en la que adaptan las preguntas del cuestionario de burnout profesional al contexto parental. Los resultados de esta investigación confirman el burnout parental como un síndrome distinto al burnout profesional, el estrés y la depresión. Más tarde, el mismo grupo de investigación decide profundizar en el concepto de burnout parental para delimitarlo aún más del burnout profesional. Esto lo llevan a cabo a través de estudios de carácter inductivo que incluyen entrevistas a padres con burnout a través de las cuales emergen categorías a ser incluidas en el cuestionario definitivo. Es así como Roskam et al., (2017) crean el Parental Burnout Assessment (PBA). Las investigaciones realizadas con el PBA permiten realizar una descripción más fina del fenómeno (Roskam et al., 2017 ; Roskam et al., 2018). Estas autoras señalan que este síndrome se caracteriza por el agotamiento de los padres, el distanciamiento emocional, una sensación de ineficacia parental, junto con una pérdida del placer al relacionarse con los hijos, siendo este último su aspecto más característico. El agotamiento o desgaste implica que los padres no tienen la energía necesaria para realizar las tareas de cuidado hacia los hijos, y preferirían no hacerlas. El distanciamiento emocional se observa en la realización de tareas de cuidado de forma mecánica, sin mayor involucramiento emocional. Las diferencias entre el burnout profesional y el parental se pueden comprender, entonces, a partir de la imposibilidad de renunciar a la relación, debido a que en el burnout parental los padres no pueden renunciar a su rol, otorgándole esto un matiz característico (Roskam et al., 2018 ).
El burnout parental es conceptualizado como la exposición a un estrés crónico que disminuye el uso de los recursos de la persona para enfrentar las situaciones estresantes (Mikolajczak, Raes, Avalosse, & Roskam, 2018; Mikolajczak & Roskam, 2018). Las investigaciones muestran que mientras más desbalance entre los recursos personales y el estresor perciben los padres, mayor es el riesgo de presentar burnout parental (Mikolajczak et al., 2018 ; Mikolajczak & Roskam, 2018). Los rasgos de personalidad de los padres están fuertemente asociados al burnout parental, en especial sus niveles de neuroticismo e inteligencia emocional, ya que a mayor neuroticismo mayor probabilidad de desarrollar burnout parental, actuando la inteligencia emocional de rasgo como un factor protector para el desarrollo del cuadro (Le Vigouroux, Scola, Raes, Mikolajczak, & Roskam, 2017; Mikolajczak et al., 2018). También es relevante el tipo de parentalidad ejercida, ya que la confianza y la autoeficacia de los padres disminuyen la probabilidad de presentar burnout parental (Mikolajczak et al., 2018 ). El tipo de organización familiar es otro factor relevante, ya que bajos niveles de conflicto, alta satisfacción familiar, acuerdos en la crianza y baja desorganización familiar actúan como factores protectores (Mikolajczak et al., 2018 ). Por otra parte, los factores sociodemográficos tienen poco peso, como tampoco lo tienen las características de los niños, cobrando mayor importancia los factores sociales que indirectamente median la emergencia del burnout parental, especialmente los valores y expectativas sociales sobre la parentalidad (Mikolajczak et al., 2018 ; Mikolajczak & Roskam, 2018).
Los estudios realizados en Europa indican que aproximadamente el 9% de los padres presenta este síndrome. Roskam et al., (2017) no encontraron primeramente diferencias significativas en su prevalencia entre mujeres y hombres, aun cuando estudios más recientes señalan que la prevalencia en mujeres sería significativamente más alta que la de hombres (Roskam & Mikolajczak, 2020). En países francoparlantes, el burnout parental se ha encontrado asociado a ideas suicidas en los padres, problemas maritales, además de violencia y negligencia hacia los niños (Mikolajczak et al., 2018).
El estudio del estrés parental en Chile
En Chile se han realizado diversas investigaciones sobre parentalidad centradas en analizar la salud mental de madres y padres, y su relación con el desarrollo infantil en sectores vulnerables a través del constructo de estrés parental (Aracena et al., 2016; Olhaberry & Farkas, 2012; Pérez & Santelices, 2016, 2017). Los estudios que incluyen población general se centran en el equilibrio que intentan establecer los padres entre familia y trabajo (Jiménez Figueroa, Gómez Urrutia, & Palomo-Vélez, 2017), así como en la mayor participación de los hombres en el cuidado de los niños (Aguayo, Correa, & Cristi, 2011).
Utilizamos entonces el constructo de estrés parental para contextualizar nuestro estudio, debido a que en Chile no existen investigaciones previas con metodología PBA. Además, al ser conceptualizado el burnout parental como un estrés crónico sería este último más amplio que el de estrés parental, a pesar de que pudiera presentarse una yuxtaposición moderada entre estos (Roskam et al., 2017 ).
Respecto al estrés parental, en Chile se llevó a cabo la validación del cuestionario de estrés parental en su versión abreviada en población con vulnerabilidad social (Aracena et al., 2016). Esta escala se aplica a padres que tienen hijos entre un mes y doce años, siendo su objetivo medir el grado de estrés de los padres, de forma que este no afecte el desarrollo normal de los niños, y así poder intervenir tempranamente en caso de ser necesario (Aracena et al., 2016; Olhaberry & Farkas, 2012; Pérez & Santelices, 2016, 2017).
Por otra parte, Pérez y Santelices (2016) señalan que, aunque por lo general, tanto madres como padres presentarían niveles de estrés parental medios, serían las primeras quienes sufrirían mayor estrés que los padres, estando este asociado a las relaciones intrafamiliares y estilos vinculares dentro de la familia en el caso de las madres, y a la seguridad de entorno en el caso de los padres. En Chile, el estrés parental suele afectar a madres con bajo nivel educacional, con más de un hijo y con escaso apoyo parental y social (Olhaberry & Farkas, 2012; Pérez & Santelices, 2016, 2017). Lo anterior es congruente con la literatura de estrés parental, la cual se ha centrado principalmente en las madres, quienes continuarían teniendo un rol central en la crianza de los niños (Aguayo et al., 2011; Aracena et al., 2016; Ardoino et al., 2015; Deater-Deckard & Scarr, 1996; Jiménez Figueroa et al., 2017; Olhaberry & Farkas, 2012). De hecho, Ardoino et al. (2015) señalan que en la cultura chilena las madres son generalmente las encargadas del soporte emocional en las familias, por lo que la evaluación del estrés materno es esencial para el bienestar de estas.
Por otra parte, las investigaciones en Chile sobre coparentalidad o apoyo parental y estrés muestran que niveles de estrés altos en ambos padres suelen estar presentes cuando los padres establecen una relación de competencia entre ellos (Jiménez Figueroa et al., 2017 ; Pérez & Santelices, 2016). Estos resultados son coherentes con estudios internacionales que señalan que una coparentalidad positiva, la presencia de redes de apoyo y una mayor participación de los padres en la crianza, disminuyen el estrés parental (Bronte-Tinkew et al., 2010 ; Richardson, Futris, Mallette, & Campbell, 2018). La importancia del apoyo social en el ejercicio de la parentalidad y su relación con el estrés parental ha sido estudiada en madres chilenas de nivel socioeconómico bajo, donde las madres de familias monoparentales presentaron mayores niveles de estrés que las de familias biparentales (Olhaberry & Farkas, 2012). Si bien los padres se están involucrando cada vez más en las tareas domésticas, como la crianza de los niños, el ejercicio de la coparentalidad es todavía una práctica incipiente en Chile (Cabrera, Tamis-LeMonda, Bradley, Hofferth, & Lamb, 2000), como lo demuestra la encuesta realizada por Aguayo et al. (2011), donde el 88% de los padres encuestados señaló que su rol principal en la familia es ser proveedor, mientras que solo el 62% declaró que es la crianza de los hijos.
Los estudios de estrés parental en Chile señalan que el nivel educacional es un factor protector para madres y padres ante el estrés parental. Olhaberry y Farkas (2012 ) reportaron una correlación negativa entre los años de instrucción formal de las madres y su estrés parental. Además, Pérez y Santelices (2016) señalan que el nivel educacional es un factor protector en los padres frente al estrés parental, tal como lo es su edad. Este último estudio también señala que el trabajo de las madres fuera del hogar las protege del estrés. Estos resultados son coherentes con lo planteado por Jiménez Figueroa et al. (2017), quienes plantean que las expectativas parentales de las madres son más realistas en comparación con las madres sin trabajo remunerado.
En Chile, diversos investigadores han analizado las variables que se encuentran en la base de la autoevaluación que hacen los padres de su rol. En este ámbito, Aracena et al. (2016) proponen una correlación entre el estrés parental, la salud mental de la madre, y la forma en que esta percibe este rol. Los autores postulan que esta percepción está determinada por la salud mental y el estrés de la madre. A mayor estrés y peor salud mental de la madre, más difícil se le hará a esta interpretar su rol maternal como positivo. En la misma línea, Jiménez Figueroa et al. (2017) señalan que los padres que más confían en sus habilidades parentales presentan mayor satisfacción con su rol paternal, al hacerse sus expectativas más realistas. Los estudios anteriores apuntan a que el estrés parental estaría presente en población con riesgo social, desconociéndose si este fenómeno afecta a familias que no se encuentren en esta condición.
Objetivos del presente estudio
A la luz del contexto anteriormente descrito, el presente artículo da a conocer los resultados del primer estudio de burnout parental en población chilena enfatizando especialmente la variable de género. Su relevancia radica en la ausencia de estudios previos mediante la utilización de la metodología de burnout parental (PBA) en Chile y en la necesidad de estudiar con mayor profundidad los factores relacionados con este constructo incipiente. Comprender el burnout parental y cómo este impacta a madres y padres nos permite una primera aproximación a esta problemática en Chile, y a partir de ella a realizar nuevas investigaciones que permitan seguir esclareciendo la relación entre el género y la parentalidad. Nuestra primera hipótesis es que las madres encuestadas tendrán niveles de desgaste parental significativamente mayor que los padres que participaron en el estudio en las subescalas del PBA y en el puntaje global de la misma. Nuestra segunda hipótesis es que un modelo de regresión múltiple que incluya como predictores 1) ser madre, 2) nivel educacional, y 3) las tareas y responsabilidades asociadas a ser madre —función parental—, junto con valores e imagen de la madre asociados a su rol social, predecirá significativamente el desgaste parental en la muestra de madres chilenas.
Método
Participantes
Abordamos 430 participantes a través de una encuesta en línea de cincuenta y cuatro enunciados a través de la plataforma de investigación Qualtrics. Los criterios de inclusión fueron: a) padres o madres que viven en Chile, y b) que viven al menos con uno de sus hijos(as) menor de 18 años bajo su techo. El tipo de muestreo se definió como por conveniencia. La primera aprobación ética del estudio se obtuvo del Comité de Ética del Instituto de Investigación de las Ciencias Psicológicas de la Universidad Católica de Lovaina (IPSY) con fecha 25 de enero de 2018 con el número de referencia 2017-24. La aprobación ética local en Chile para la implementación del estudio se obtuvo del Comité de Ética de la Universidad Autónoma de Chile el 7 de junio de 2018 con el número de referencia 71-18.
La muestra estuvo constituida por 369 madres y 61 padres, su edad promedio fue de 36,5 años. El 47% de la muestra tenía un hijo, 38% tenía dos y solo el 15% tenía tres o más hijos. El promedio de edad promedio del hijo/a mayor fue de ocho años y del hijo/a menor fue de cuatro años. El 30% de los padres encuestados señalaron compartir cuatro o más horas al día con sus hijos. El 72% de los padres señaló conformar una familia nuclear biparental, 11% una familia monoparental, mientras que 8% declararon pertenecer a familias reconstituidas. El 9% restante correspondió a otro tipo de configuración familiar no tradicional.
Las madres y padres de la muestra tuvieron en promedio 17 años de educación formal, 38% de ellos tenían enseñanza universitaria completa y 37%, posgrado. Solo 11% de la muestra no completó sus estudios de enseñanza media y/o básica. Respecto a indicadores sociales, el 60% señaló vivir en barrio de clase media, 38% en un barrio bastante favorecido y solo el 2% señaló vivir en un barrio desfavorecido, por lo que la muestra pertenece primordialmente a un nivel socioeconómico medio. Respecto a su situación laboral, el 76% de las madres y los padres tenían un trabajo remunerado. Pese a que la muestra provino de todo Chile, la mayor parte se concentró en la región Metropolitana (57%), seguida de las regiones de los Lagos (9%), Valparaíso (8%), Biobío (6%) y Maule (4%).
Instrumentos
Para evaluar el desgaste (burnout) parental utilizamos el Parental Burnout Assessment (Roskam et al., 2018 ). El PBA comprende 23 ítems de los cuales se extraen cuatro factores: agotamiento, contraste, saturación y distanciamiento emocional. Además, se puede obtener un promedio de función parental que es especialmente útil en estudios transculturales. Por agotamiento se entiende el estar emocional y físicamente exhausto por el rol parental; por distancia emocional se comprende la distancia afectiva con el/los niños; por saturación se entiende el estar harto del rol parental; mientras que contraste se relaciona con el sentirse lejos de la imagen de padre/madre anhelada, con los sentimientos de culpa asociados a ello (Roskam et al., 2018 ).
Para evaluar la autoevaluación de las tareas y responsabilidades utilizamos un cuestionario especialmente diseñado en el contexto del estudio IIPB. Este inventario denominado función parental fue desarrollado por Roskam, Valdés y Mikolajczak (2019), y está basado en el concepto de función parental universal propuesto por LeVine (1974 , 1988); comprende 23 ítems, de los cuales se extraen tres factores: crianza, necesidades básicas y subsistencia material. Además, se puede obtener un promedio de función parental, al igual que con el PBA.
Para evaluar la autopercepción del ideal parental utilizamos la escala de Singelis denominada Self-Construal Scale ( Singelis, 1994 ). Este cuestionario evalúa que tanto la imagen del sí mismo se encuentra determinada por atributos internos (construcción del sí mismo tendiente a la independencia) versus atributos externos/relacionales (construcción del sí mismo más bien dependiente de los otros).
Para evaluar los valores asociados al ser padre/madre utilizamos el Cuestionario de Valores Parentales (GVAQ) desarrollado por Suizzo (2007 ). Este cuestionario consta de 45 ítems que contienen valores y metas de largo plazo. Los padres deben responder que tan proclives se sienten a que sus hijos adquieran estos valores o metas una vez que sean adultos.
Todas las medidas utilizadas demostraron ser confiables y gozar de validez de constructo.
Diseño y procedimiento
La investigación fue de carácter transversal, correlacional. Difundimos la invitación a la encuesta a través de diversos sitios de internet asociados con familia, paternidad e infancia, escuelas, universidades, redes sociales, así como vía email. Para este último método, contactamos directamente a los posibles participantes por medio de una invitación por correo electrónico oficial. Una tercera fuente fueron los participantes pertenecientes a las redes laborales que los investigadores tenían en Chile. Por ende, estudiantes, profesores y personal administrativo de la Universidad Autónoma de Chile, sede Talca, y la Universidad Austral de Chile, sede Puerto Montt, fueron formalmente invitados a participar en la investigación. Nuestro objetivo fue tener un acceso heterogéneo a madres y padres, independiente de su lugar de residencia, edad o nivel socioeconómico dentro del territorio nacional.
Para poner a prueba la primera hipótesis del estudio utilizamos la prueba de comparación de rangos promedios para grupos independientes de Mann-Whitney (U) con las cinco subescalas del desgate (burnout) parental; esto es, agotamiento, contraste, saturación, distanciamiento y el puntaje global de burnout parental que se deriva de las cuatro subescalas anteriores. Utilizamos este estadístico no paramétrico debido a que se violaron los requisitos de normalidad y de homogeneidad de varianza tanto para el grupo de padres y de madres para la mayor parte de las medidas. Para probar la segunda hipótesis del estudio llevamos a cabo un análisis de regresión múltiple con introducción forzada de predictores (Enter) con el puntaje global de burnout parental como variable criterio. Lo anterior, debido a que algunos padres y madres sesgaron la distribución hacia la derecha con puntajes muy por sobre la media para la mayor parte de las medidas utilizadas en el estudio. El modelo del análisis de regresión linear múltiple incluyó a los predictores: 1) ser madre; 2) nivel educacional; 3) las tareas y responsabilidades asociadas a ser madre; 4) una imagen de sí mismo como persona que oscila entre la independencia y la interdependencia; y 5) valores de establecer relaciones con otros y de autodeterminarse (logro).
Resultados
Estadísticos descriptivos
Los estadísticos descriptivos tanto para madres como padres pueden ser apreciados en la tabla 1 . En ellos se evidencia las diferencias de medias y medianas entre los dos grupos, diferencias que a la postre serían determinantes para las pruebas de hipótesis. Las madres obtuvieron estadísticos de tendencia central (puntajes) más altos en todas las medidas de desgaste parental en comparación con los padres.
Confiabilidad de las escalas en la muestra total
La confiabilidad de la escala PBA Global en nuestra muestra fue alta (α = ,96). De igual forma, la confiabilidad de las subescalas PBA de Agotamiento (α = ,93), Contraste (α = ,91), Saturación (α = ,86), y Distanciamiento (α = ,77), se encontraron en un rango aceptable a alto. Los predictores que incorporamos en el modelo de regresión linear múltiple también demostraron ser confiables: función parental promedio (α = ,88), IISIndependencia (α = ,71), IISInterdependencia (α = ,70), valor de establecer relaciones (α = ,68), y valor de determinación y logro (α = ,91).
Estadísticos inferenciales
Hipótesis 1. La hipótesis nula de igualdad de rangos promedios de desgaste parental para las madres en comparación con los padres se rechazó al corroborar que las madres presentan niveles significativamente mayores de desgaste parental que los padres. Este fue el caso para cuatro de las cinco medidas de desgaste parental, a saber, agotamiento, contraste, saturación, y el puntaje global de burnout parental. La única comparación de desgaste parental donde la diferencia no fue significativa fue la de la escala de distanciamiento emocional. Los estadísticos asociados a esta primera hipótesis se presentan en la tabla 2 .
Hipótesis 2.
Chequeo de requisitos paramétricos para la regresión linear en el grupo de madres. Dieciocho de los 369 residuos estandarizados correspondientes a las madres tuvieron valores absolutos superiores a 2, lo que equivale a 4,8% de los casos, bajo el 5% aceptado como límite para llevar a cabo el análisis de regresión linear (ver Field, 2013). En la misma línea, no se registraron valores de distancia de Cook superiores a 1, siendo el mayor de 0,06. De igual forma, 99% de las observaciones se encontraron dentro de los límites aceptables para llevar a cabo el análisis propuesto de acuerdo con la distancia de Mahalanobis, es decir, con valores inferiores a 25; habiendo superado este valor solo tres observaciones. Debido a que el número de predictores es 6 para el modelo final, el apalancamiento promedio es de ,019. Solo las tres observaciones previamente identificadas superaron por tres veces el valor de este apalancamiento. No obstante, sus valores de distancia de Cook fueron inferiores a 0,01, lo que apuntaría que no sesgarían el modelo de regresión linear. Por otra parte, la correlación más alta entre los predictores alcanzó a ,28, por lo que no se presentó multicolinealidad. Pudimos corroborar este requisito mediante el factor de inflación de la varianza (VIF), el cual en su valor más alto alcanzó 1,12 para el predictor valor de determinación y logro, mientras que el valor mínimo de tolerancia obtenido fue de 1,02 para el nivel educacional. Ambos estadísticos confirman la no multicolinealidad del modelo. El estadístico de Durbin-Watson apunta en la misma dirección, ya que este estadístico alcanzó un valor de 2,01 en la submuestra de madres. Además, se revisó la influencia de cada uno de los predictores por separado para cerciorarnos de que se presentase una relación linear entre cada uno de los predictores y la variable criterio. Por último, el gráfico de dispersión de los residuos estandarizados versus el de los valores predictivos ajustados de los residuos mostró que la submuestra de madres cumplió con el requisito de homogeneidad de varianza y confirmó la anteriormente revelada linealidad, ya que los residuos se distribuyeron normalmente.
Chequeo de requisitos paramétricos para la regresión linear en el grupo de padres. Dos de los 61 residuos estandarizados correspondientes a los padres tuvieron valores absolutos superiores a 2, lo que equivale a 3,3% de los casos, bajo el 5% aceptado como límite para llevar a cabo el análisis de regresión linear. De igual forma, todas las observaciones se encontraron dentro de los límites aceptables para llevar a cabo el análisis propuesto de acuerdo con la distancia de Mahalanobis, es decir, con valores inferiores a 25. Debido a que el número de predictores es 6 para el modelo final, el apalancamiento promedio es de ,019. Ninguna observación superó si quiera por dos veces el apalancamiento promedio. Además, el valor más alto para la distancia de Cook fue de ,22, lo que apuntaría que no existiría un sesgo para la implementación del modelo de regresión linear. Por otra parte, la correlación más alta entre los predictores alcanzó a ,46, por lo que no se presentó multicolinealidad. Pudimos corroborar este requisito mediante el factor de inflación de la varianza (VIF), el cual en su valor más alto alcanzó 1,38 para el predictor valor de determinación y logro, mientras que el valor mínimo de tolerancia obtenido fue de 1,01 para la función parental. Ambos estadísticos confirman la no multicolinealidad del modelo. El estadístico de Durbin-Watson apunta en la misma dirección, ya que este estadístico alcanzó un valor de 2,00. Además, se revisó la influencia de cada uno de los predictores por separado para cerciorarnos de que se presentase una relación linear entre cada uno de los predictores y la variable criterio. Por último, el gráfico de dispersión de los residuos estandarizados versus el de los valores predictivos ajustados de los residuos mostró que la submuestra de madres padres cumplió con el requisito de homogeneidad de varianza y confirmó la anteriormente revelada linealidad, ya que los residuos se distribuyeron normalmente.
Cross-validación del modelo. La validación del modelo la llevamos a cabo mediante la obtención del estadístico R² ajustado (coeficiente de determinación ajustado) y la comparación del modelo de regresión propuesto para madres con la submuestra de padres. Por ello, ambas submuestras son incorporadas en la tabla 3 junto con la entrada forzada de los predictores del modelo de regresión.
Interpretación del modelo de regresión linear múltiple. El modelo de regresión linear múltiple final mostró una correlación significativa entre la medida global de desgaste parental y los predictores ser madre, nivel educacional, función parental, imagen de sí mismo en relación con los otros (independencia versus interdependencia), y los valores de determinación y logro. En primer lugar, para la función parental hubo una disminución de 10,75 unidades en el desgaste parental global de la madre por cada tarea o responsabilidad parental que otro ayudó a realizar o asumió por completo (p < 0,001). Por otra parte, una imagen de la madre como una mujer independiente se correlacionó negativamente con el desgaste parental global (p < 0,001). Lo anterior implica que las madres tuvieron una disminución de 0,80 unidades de la medida de desgaste parental por cada unidad de independencia que declararon en el cuestionario. En segundo lugar, las madres que se visualizaron a sí mismas con un mayor nivel de dependencia en relación con los otros experimentaron mayores niveles de desgaste parental global (p < 0,01). Lo anterior implica una correlación positiva entre la dependencia declarada de las madres y el desgaste parental, ya que el desgaste parental global aumentó en 0,41 unidades por cada unidad de interdependencia declarada. En tercer lugar, el valor de establecer relaciones (profundas) se correlacionó negativamente con el desgaste parental en las madres (p < 0,001). En específico, el desgaste parental disminuyó 1,66 unidades por cada unidad de la variable establecer relaciones. Por último, el valor de determinación y logro se correlacionó positivamente con el desgaste parental en las madres (p < 0,01), ya que el desgaste parental aumentó en ,50 unidades por cada unidad del valor determinación y logro que las madres declararon. El valor R² del modelo ampliado con todos los predictores previamente descritos fue de ,16, por lo que un 16% de la varianza de la variable desgaste parental global se explica por el modelo propuesto (R²Adj = ,15). El modelo de regresión completo se encuentra en la tabla 3.
Discusión y conclusiones
Este primer estudio sobre burnout parental en Chile demuestra que las madres presentan un desgaste parental significativamente mayor que los padres. Estos resultados difieren a los reportados por Roskam et al. (2017) en población europea, en donde no se observaron diferencias significativas entre madres y padres respecto a su desgaste parental, aun cuando se corresponden con investigaciones más recientes en esta misma población que compararon el parental burnout entre géneros (Roskam & Mikolajczak, 2020). También difieren de investigaciones con población alemana en la cual los padres presentaron mayores niveles de burnout parental que las madres (Van Bakel, Van Engen, & Peters, 2018). Como señalan Sánchez-Rodríguez, Perier, Callahan y Séjourné (2019 ), las diferencias en los niveles de burnout parental entre madres y padres dependen de los roles parentales atribuidos a estos en las diferentes culturas. Lo anterior revela que el ser madre juega un rol especialmente importante para el burnout parental en Chile, no ocurriendo necesariamente lo mismo en otros países.
Las diferencias de burnout parental entre madres y padres podrían estar relacionadas con el grado de involucramiento de los padres en la crianza de los niños. De hecho, estudios anglosajones señalan que no se presentarían diferencias significativas de estrés parental entre madres y padres cuando ambos padres trabajan y se reparten las tareas del hogar equitativamente (Deater-Deckard & Scarr, 1996). En Chile, el estudio en estrés parental en contextos de vulnerabilidad (Pérez & Santelices, 2016), también reveló mayor estrés parental en madres que en padres. Creemos que estas diferencias se pueden entender en parte por la realidad sociocultural chilena; en la cual las mujeres son quienes asumen mayoritariamente los cuidados de los niños y están en la práctica encargadas de la crianza (Aguayo et al., 2011; Jiménez Figueroa et al., 2017). Un ejemplo de esto son los resultados de la Encuesta Internacional de Masculinidades y Equidad de Género realizada en Chile (Aguayo et al., 2011), en la que el 64% de los padres chilenos señaló que el cuidado de los hijos está a cargo siempre o usualmente de la madre, mientras que solo el 8% de los padres señaló que este cuidado está a cargo de ellos. Cuando se les pregunta a las mujeres, el 80% responde que la responsabilidad del cuidado de los hijos recae en ellas, menos del 1% de las mujeres señala que el cuidado de los niños está usualmente a cargo del hombre, y el 90% señala que son principalmente ellas las que se quedan con sus hijos enfermos, en comparación con el 8% de los hombres que declararon hacer esto último (Aguayo et al., 2011). Por ende, las mujeres se perciben como quienes realizan más frecuentemente las tareas de cuidado de los hijos, lo que es congruente con un mayor burnout parental y con los resultados de nuestro estudio.
La encuesta de caracterización socioeconómica que realiza el gobierno de Chile muestra una realidad que sustenta estas diferencias en la crianza (Ministerio de Desarrollo Social, 2017), donde una mayor responsabilidad de las madres en esta tarea permite comprender por qué estas presentan mayor desgaste parental que los padres. Dicha encuesta señala que del total de personas fuera de la fuerza laboral debido al ejercicio de labores de crianza en Chile, el 19% son mujeres, en comparación con menos de 1% correspondiente a hombres. La misma encuesta recalca que solo el 49% de las mujeres participa en la fuerza laboral, a diferencia del 72% de los hombres que presenta un trabajo remunerado. A esto se suma la brecha salarial entre mujeres y hombres, que en el año 2017 alcanzó el 29% (Instituto Nacional de Estadísticas, 2017). En este sentido, pese a que algunas políticas públicas en Chile favorecen la inclusión del padre en la crianza, como por ejemplo la posibilidad de que la madre traspase algunas semanas de su posnatal al padre, menos del 1% de los padres optó por esta modalidad durante el año 2016, encontrándose actualmente esta cifra a la baja (Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2018).
Respecto a las diferencias en las subescalas que componen el burnout parental, los resultados muestran que las madres presentan mayores niveles de agotamiento, se sienten más lejanas a su ideal de madre (contraste) y están más descontentas en su rol que los padres. Debido a la novedad del estudio, en la literatura internacional solo existe un estudio recientemente publicado en población europea —franco y angloparlante—, que compara los resultados de las subescalas entre madres y padres sobre burnout parental a través de invarianza métrica, en que, sin embargo se utilizó el inventario PBI en vez del PBA (Roskam & Mikolajczak, 2020). Si bien la metodología PBI (Parental Burnout Inventory) es parte del mismo paradigma de parental burnout y fue creada por las mismas autoras, no comprende todos los factores a la base que comprende el PBA, por lo que no es completamente equivalente con el estudio aquí presentado.
En el estudio anteriormente mencionado las autoras concluyen que el parental burnout sería invariante entre madres y padres, aun cuando las madres presentarían niveles promedios más altos de parental burnout global, agotamiento y distanciamiento emocional que los padres (Roskam & Mikolajczak, 2020). Esto es consecuente con los hallazgos de nuestra investigación en Chile, exceptuando el efecto del distanciamiento emocional, que en nuestro caso no resultó sustancialmente diferente entre madres y padres, a pesar de confirmar la misma tendencia en cuanto las madres sufrirían mayor distanciamiento emocional que los padres. Por su parte, el mayor burnout parental experimentado por las madres en nuestra investigación es congruente con estudios previos de estrés parental (Olhaberry & Farkas, 2012; Pérez & Santelices, 2016) y de agotamiento emocional (Leineweber, Falkenberg, & Albrecht, 2018; Sánchez-Rodríguez, Callahan, & Séjourné, 2018).
Los altos niveles de contraste y de saturación en las madres son congruentes con un estudio cualitativo llevado cabo en Bélgica, en el que madres con burnout parental reportaron una imagen de su rol materno imposible de alcanzar, lo que las llevaba a sentirse constantemente disconformes (Hubert & Aujoulat, 2018). Nuestros resultados también son similares a los reportados por Meeussen y Van Laar (2018 ), en el que la presión de las madres por cumplir las expectativas asociadas al rol materno les ocasionó mayor burnout parental. No obstante, no existen estudios que tomen en cuenta la experiencia de los padres que presentan burnout parental.
Pese a que las mujeres presentaron mayor burnout parental en todas las subescalas del PBA en comparación con los hombres, no se presentó una diferencia estadísticamente significativa para el distanciamiento emocional. Lo anterior indicaría que tanto las madres como los padres chilenos llevan a cabo tareas con sus hijos de forma automática, sin mayor contacto emocional. Nuestros resultados contrastan lo reportado por Van Bakel et al. (2018) en Alemania, quienes informaron que los padres presentaron mayores índices de distanciamiento emocional que las madres, así como por Roskam y Mikolajczak (2020 ), quienes reportaron un distanciamiento emocional promedio significativamente mayor para las madres. Por otra parte, en Bélgica, Hubert y Aujoulat (2018 ) concluyeron que el distanciamiento emocional de las madres se produciría luego de una sensación intensa de estrés.
Las diferencias en burnout parental entre madres y padres grafican la interrelación entre género, políticas públicas, aspectos socioculturales y el escenario laboral en Chile. Aun cuando las investigaciones en países europeos apuntan a que los padres se están involucrando cada vez más en la crianza, todavía son las mujeres las que están principalmente a cargo de los cuidados de los hijos, aumentando con ello su desgaste parental, en especial en sociedades con roles de género tradicionales como la chilena. Por lo mismo, el modelo de regresión que presentamos puede tener mayor validez ecológica en el contexto de países latinoamericanos, siendo especialmente característico de sociedades colectivistas, donde los determinantes situacionales cobran mayor importancia que en sociedades individualistas (Triandis & Suh, 2002). Es por ello, que el valor de establecer relaciones pueda carecer de importancia para explicar el desgaste parental en madres o padres de países más individualistas, así como de igual forma el nivel educacional sea irrelevante en países que tengan una brecha educacional más acotada entre mujeres y hombres. Lo anterior es coherente con lo planteado por LeVine et al. (1994), quienes señalan que los comportamientos de los padres hacia sus hijos varían de acuerdo con sus contextos socioeconómicos y los modelos de parentalidad propios de la cultura en que están insertos.
Una primera limitación del estudio fue el difícil acceso a población rural y de nivel socioeconómico bajo, debido en gran parte al formato de encuesta en línea por el que recogimos los datos. En estudios futuros recomendamos abordar a madres y padres de contextos rurales y/o desfavorecidos con cuestionarios en papel, para así contrastar si estos grupos se diferencian o no de las muestras típicamente urbanas caracterizadas en línea. Una segunda limitación tiene que ver con la pertinencia de evaluar diferencias individuales (i.e., personalidad) en madres y padres, con el objeto de determinar su relación a nivel local con el constructo PBA (Hubert & Aujoulat, 2018; Le Vigouroux et al., 2017). Lo anterior es de especial relevancia en términos del modelo de regresión propuesto, el cual podría haber explicado mayor porcentaje de la varianza al incluirse una escala de personalidad como predictor.
El presente estudio constituye la primera caracterización del burnout parental en Chile. Además, es el único que analiza el rol del género a través de las diferentes dimensiones de la metodología de parental burnout assessment (PBA), lo que ofrece una perspectiva novel para comprender este fenómeno y como afecta a la familia. Por ejemplo, diversos programas de prevención y de intervención psicológica en la región pueden verse enriquecidos al incorporar la metodología PBA como eje desde el cual conceptualizar el desgaste parental y las consecuencias personales y familiares que este acarrea.
Resumen:
Burnout parental en Chile
Hacia una conceptualización y medición del burnout parental
El estudio del estrés parental en Chile
Objetivos del presente estudio
Método
Participantes
Instrumentos
Diseño y procedimiento
Resultados
Estadísticos descriptivos
Confiabilidad de las escalas en la muestra total
Estadísticos inferenciales
Discusión y conclusiones